Los seres humanos parecen que aprenden con facilidad determinadas conductas agresivas, también estos han demostrado tener una capacidad para aprender métodos no violentos de respuestas, aunque las sociedades humanas en las que la violencia falta totalmente son una excepción. La incidencia de la conducta violenta ha sido manipulada experimentalmente tanto a través del condicionamiento como a través de los modelos, de los dos, el modelo quizás sea el modo de aprendizaje más poderoso, puesto que se ha hallado una correlación positiva significativa entre el uso de la violencia en el castigo y en la conducta agresiva, por lo menos en los muchachos adolescentes. Presumiblemente el niño se encuentra más influido por la conducta violenta de los padres (modelo) que por el castigo (reforzamiento negativo).Se realizó un estudio observacional descriptivo, de corte transversal, con el objetivo de caracterizar el comportamiento de la violencia intrafamiliar y su repercusión en la salud mental del niño y del adolescente, durante el período que comprendió septiembre de 2012 hasta abril del 2013.