La prematuridad sigue siendo motivo de preocupación para la salud pública y representa la mayor parte de la morbimortalidad perinatal, lo que puede repercutir en daños inmediatos y secuelas tardías. Entre las estrategias más importantes que contribuyen significativamente a reducir los riesgos para esta población se encuentra la lactancia materna. Además de ser el mejor alimento para los bebés, la leche materna contribuye a reducir hasta un 13% la mortalidad infantil en menores de cinco años (LARA, 2021). Sin embargo, la lactancia materna sigue siendo un reto, especialmente en las unidades de neonatología. Y si no se fomenta constantemente la lactancia materna, el mantenimiento de la producción de leche puede verse comprometido. Con el objetivo de reducir las tasas de mortalidad neonatal y mejorar la atención a los recién nacidos en las maternidades, el Ministerio de Sanidad, a través de la Coordinación General de Salud Infantil y Lactancia Materna (CGSCAM/DAPES/SAS), puso en marcha la Estrategia QualiNEO. Esta estrategia se compone de diez pasos, el cuarto de los cuales es: "Alimentar al recién nacido (RN) lo antes posible y preferiblemente con leche materna".
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