Los viejos problemas de la organización territorial se han visto acrecentados de manera singular en los últimos años, alimentados por la progresiva concetración de actividades y la dispersión de la población sobre el territorio, fundamentalmente urbano. La hacienda local, transformada en una hacienda de servicios, asiste a una falta de adecuación territorial a la dimensión espacial de los beneficios generados por los bienes y servicios públicos locales. La excesiva fragmentación administrativa lleva a plantearnos el tema de la colaboración intermunicipal. La dificultad radica en la falta de encuadre efectivo de los territorios institucional, funcional y relacional en un mismo espacio físico, consecuencia de las inadecuadas definiciones administrativas y la fata de concordancia entre los lugares de residencia y de trabajo de los ciudadanos.