La incidencia de las caídas en la población anciana es mucho mayor que en el resto de la población. Los ancianos muchas veces lo aceptan como parte inevitable del envejecimiento y por ello con mucha frecuencia dejan de consultar al médico sobre este hecho, por ello el médico de familia debe de forma activa pesquisar dentro de su población aquellos gerontes con riesgo de sufrir caídas y con ello evitar las consecuencias orgánicas y psicológicas que éstas acarrean debiendo conocer las causas más frecuentes que las provocan y lo más importante, la prevención de las mismas. En este trabajo abordamos estos aspectos de manera clara y sencilla para su mejor comprensión.