El mantenimiento de un tejido funcional de por vida requiere un recambio celular continuo. La tasa de renovación se equilibra cuidadosamente con las células que funcionan mal y las que mueren. El recambio celular fisiológico depende principalmente de las células madre o diferenciadas terminales residentes. Las células diferenciadas terminalmente pueden tener una tendencia a la replicación que les permite propagar precursores proliferantes. La mayoría de los órganos y tejidos tienen sus propias células madre o progenitoras que conservan la capacidad de diferenciación. La dirección de las células madre hacia el destino deseado depende de su nicho y microentorno. Ciertos factores ejercen su efecto sobre las células madre para guiar la expresión de genes específicos que, a su vez, promueven la propagación y diferenciación celular (Sanchez Alvarado y Yamanaka, 2014).
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