La creciente desigualdad social junto a los procesos de crecimiento urbano acontecidos en el primer veinteno del siglo XXI en contextos de inestabilidad coyuntural y económica en Latinoamérica, supone nuevos desafíos para aquellas políticas públicas que intentan hacer ciudad con calidad de vida. Reto que se plantea a diversas escalas, desde la perspectiva local se sobrecarga a la propia capacidad de gestión y desde la regional se debaten, a veces en contienda, aquellos enfoques de planificación que intentan dar orientación a los patrones de crecimiento metropolitano integrado. En estos tiempos, la producción espontánea de la ciudad y los procesos de crecimiento urbano son objeto de estudio para su intervención y planificación. De este modo se comienza a integrar a través de la agenda pública cuestiones que anteriormente estaban disociadas de los temas de gestión, tales como el fenómeno de la ciudad autogestiva y el ámbito territorial metropolitano que se encuentra en constante transición. El siglo XXI cuenta con experiencias clave en diversos países latinoamericanos, que a través de una política pública han abordado la problemática de la dotación de infraestructuras en red.