Las Matemáticas tienen como actores principales por un lado al docente y por el otro al estudiante. Entre los dos existe un complemento, no existiendo entre ellos divorcio ni competencia. La principal función del Profesor y la Profesora es permitirles al niño y a la niña aprender y para ello, debe despertarle la curiosidad. Un estudiante despierta su curiosidad cuando percibe que lo que está realizando es algo significativo para él o ella, que es algo que le permite usar los elementos sensitivos de su persona. En el entorno diario de los y las escolares existe una variedad de juegos que les permiten razonar y aplicar procesos y algoritmos aprendidos en el colegio y, que se conectan directamente con las matemáticas. Un juego puede ayudar a la imaginación, al cálculo mental, a la solución de problemas. En el fondo el juego puede reemplazar una pizarra llena de ejercicios, ya que aquí el alumno y la alumna se ven enfrentados a una serie de posibilidades o situaciones a resolver. Cuando un niño y una niña juegan no busca aprender, pero aprende jugando.