De 2002 a 2011, Costa de Marfil vivió una crisis sociopolítica que tuvo graves consecuencias en términos de pérdida de vidas, destrucción de bienes y ruptura de las relaciones sociales. Sin embargo, desde el final de esta crisis, el país parece haber vuelto al desarrollo a la vista de las diversas infraestructuras socioeconómicas construidas hasta la fecha, en un contexto marcado por el regreso de los inversores. Además, se han logrado importantes avances políticos mediante la organización de elecciones presidenciales y locales pacíficas en 2015, el establecimiento gradual de las instituciones de la república y la adopción de una nueva constitución. A pesar de todos estos esfuerzos, la cohesión social aún no es completa y la reconciliación sigue siendo precaria. Como prueba, el juego político nacional sigue bipolarizado, con una parte de la oposición que sigue negándose a participar en las distintas elecciones. También hay un resurgimiento de la violencia en diferentes niveles de la sociedad.
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