Actualmente en el estado de Quintana Roo las pequeñas y medianas empresas (PyMEs), enfrentan los constantes cambios del entorno, a los cuales tienen que adaptarse para mantenerse competitivas. Esto es resultado de la globalización de los mercados y el desarrollo acelerado de la tecnología y las telecomunicaciones (CONACYT 2010). En el caso particular de la industria forestal en Quintana Roo, su rentabilidad ha disminuido considerablemente debido a la apertura de la economía y a la recesión. En particular, los productores y los propietarios de bosques y selvas, no acostumbrados a la competencia, están muy desorientados y no se adaptan fácilmente a las exigencias de la nueva situación (Herruzo et al., 2004).