El principio rector de la política exterior italiana en el periodo de entreguerras fue la política del Mare Nostrum (Nuestro Mar), a través de la cual el dominio de las zonas que habían sido gobernadas por el Imperio Romano se consideraba el principal objetivo de la Italia fascista, con el fin de lograr una regeneración nacional tras la "mutilada" victoria en la Gran Guerra. A la luz de este objetivo imperial, Italia supuso una seria amenaza para la soberanía de muchos países situados en el Mediterráneo oriental y la región del Adriático, a lo largo de la historia de entreguerras. Turquía fue uno de estos países que sintió la aguda amenaza italiana. La amenaza que Turquía percibió de Italia, especialmente a través de las fortificaciones de las islas del Dodecaneso, llegó a ser tan influyente para Ankara que toda la política exterior turca de entreguerras, concretamente la de los años treinta, se formuló en gran medida frente a Italia. En este sentido, este libro es una narración diplomática que muestra el papel determinante de Italia en la mayoría de las decisiones, iniciativas y orientaciones de la política exterior turca de entreguerras.
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