La independencia de las Trece Colonias y la Revolución Francesa han ocupado un lugar privilegiado en el estudio de la Era de las revoluciones. Los nueve capítulos de este libro plantean colocar a la revolución liberal española, al liberalismo hispánico y a las independencias hispanoamericanas en un lugar destacado en el estudio de dicha era. Esto lo hace el autor mediante un análisis de varios aspectos políticos e intelectuales del mundo hispánico del primer cuarto del siglo XIX que muestran su riqueza, su peculiaridad, su complejidad y sus aportaciones a la historia de las ideas en Occidente. En resumen, el libro que el lector tiene en sus manos proporciona argumentos para concluir que no se puede seguir ignorando a las revoluciones hispánicas cuando se escribe historia política o historia intelectual sobre la Era de las revoluciones. Fuera de algunos especialistas, muy pocas personas saben que el término "liberal" con una connotación política surgió en el mundo hispánico al final de la primera década del siglo XIX. Concretamente, en las Cortes de Cádiz, una asamblea de representantes españoles e hispanoamericanos que se reunieron en ese puerto español entre 1810 y 1814. Esa asamblea bi-continental y la constitución que elaboraron (la Constitución de Cádiz o Constitución de 1812) consideraron como ciudadanos a los indígenas de América y el documento era el más abierto que hasta entonces se había redactado en términos de participación electoral. Además, tuvo repercusiones sobre varias regiones italianas, Portugal, Rusia y Noruega, así como, por supuesto, sobre los territorios hispanoamericanos, los cuales pronto extendieron la revolución hispánica al Nuevo Continente y optaron por una vía propia hacia la modernidad política que surgió en Occidente durante la Era de las revoluciones.