Gracias a la ciencia y a la tecnología, el ser humano ha conseguido sus niveles actuales de calidad de vida. El efecto que la ciencia y la tecnología han tenido y tienen en la mejora de nuestras condiciones de vida es evidente en todo tipo de ámbitos. Como consecuencia de ello, hoy vivimos mucho mejor que hace cien años. No obstante, es poca la importancia que se da a la ciencia en el sistema educativo, si se mide por el tiempo y los recursos que se le dedican. Sería necesario hacer un mayor esfuerzo en los niveles de la educación obligatoria. De otro modo, no se superará nunca la distancia entre el conocimiento de las ciencias y el de las letras que tiene la ciudadanía. Por lo tanto, junto con la educación, la información y la divulgación son las mejores recetas para combatir las tendencias contrarias a la ciencia.