Mi contacto con el mundo de la prensa escrita tuvo un origen circunstancial. Corría el inicio de 1989 y, con una diferencia temporal de dos meses, diría casi sin solución de continuidad, gané dos importantes certámenes literarios. El primero, el Premio Nacional de Relatos Ciudad de Algeciras, merced al opúsculo " La del Alba sería..."; el segundo, el Premio Andalucía de Novela -convocado por Espasa Calpe-, con mi primera novela "La Luna Blanca de Chesed". Pocos meses antes, había publicado mi ópera prima " Relatos Heterodoxos", de la mano de "Cuadernos de Al-Andalus", una pequeña editorial que, dirigida por Domingo Faílde, tenía su sede en la librería "El Libro Técnico" de Algeciras, asimismo ateneo esporádico de los miembros del potente y numeroso grupo literario algecireño de la época. En el seno de aquel magma cultural, nació todo. Llevaba ya algo más de dos años editándose "Europa Sur" -periódico del grupo Jolí, del que era Redactor Jefe nuestro cofrade Juan José Téllez-, cuando, de la mano del mencionado Faílde ( amigo, inquieto promotor cultural y mejor poeta) me vi en labores de articulista ( bajo el seudónimo Polifemo, sección "El ojo del cíclope") entre las páginas de "La Isla", Revista Cultural del diario; aunque en origen, el seudónimo tuvo intencionalidad de ser usado colectivamente por algunos de los miembros del grupo, finalmente, acabaría adoptándolo en exclusiva. Paralelamente, en alguna ocasión puntual, sustituí la columna por algún trabajo mas consistente y divulgativo, como fue el caso de " 101 años de horror", coincidente con el centenario del nacimiento de Lovecraf y dedicado tanto a su memoria como a la del grupo de escritores reunidos en torno al fenómeno literario de " Los Mitos de Cthultu". Desgraciadamente, mi implicación en aquella aventura acabaría siendo efímera, ya que, por mor de un traslado profesional, dejé mi Cátedra de Matemáticas del entonces Instituto Mixto 2 (antiguo femenino) de Algeciras, para ocupar la misma plaza en el Instituto de Bachillerato a Distancia de Sevilla, que por entonces tenía su sede en la extinta Universidad Laboral, campus actual de la Universidad Pablo de Olavide. La siguiente etapa fue necesariamente breve y, de nuevo, circunstancial. Sin ayudas políticas ni institucionales, se inició una atrevida aventura editorial en tierras del Andévalo en forma de periódico comarcal, con periodicidad primero quincenal y luego mensual. De la mano de José Domingo Mora -con nulas perspectivas económicas y de difusión, lo que la hacía absolutamente vulnerable- había nacido "La Villa", en la que pronto me vi colaborando (como en todos los casos anteriores y posteriores, de forma altruista) por mi implicación con la tierra que me vio nacer. Mis trabajos se produjeron de forma esporádica, y casi siempre en algún tema local que interesaba al paisanaje, a quien consideraba necesario ilustrar con la precisión de los datos y argumentos.La última etapa - breve, por necesidad, pero intensísima en su desarrollo- la constituyó mi colaboración con "Huelva Noticias", separata del diario nacional "El Mundo". De colaboraciones iniciales en la sección "Tribuna Libre", pasé en cuestión de meses a ocupar la tercera página con la columna semanal " El Rincón del Fraile", en la que mi alter ego Fray Gerundio de la Carcoma pasaba mordaz revista a temas locales, provinciales e incluso nacionales. De la frescura de aquellas columnas da fe la validez y permanencia de muchas de las opiniones e ideas expresadas. Junto a ellas los temas de política local y provincial fueron escudriñados por el inmisericorde fraile escondido en su virtual convento andevaleño, lo que acabaría acarreándome no pocos detractores -cuando no enemigos- entre la clase política local y provincial.
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