La obra de Dios no puede ser realizada sólo por el pastor. Cada miembro de la comunidad cristiana tiene un papel que desempeñar. Los líderes van y vienen, pero la obra de Dios continúa. Para que la obra continúe sin interrupción mientras Dios entierra a sus obreros, es necesario formar a más personas para que puedan afrontar los retos que se presentan. El reto de la juventud y de los medios de comunicación social en el siglo XXI requiere una nueva formación y nuevas ideas si se quiere asegurar el futuro de la Iglesia. Este documento pretende presentar algunas soluciones para estos retos.
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