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Una tarde del mes de Mayo fui a ver a Eloísa con firme propósito de hablarle enérgicamente. No la encontré. Estaba en no sé qué iglesia, pues por aquel tiempo se le desarrolló la manía filantrópico-religioso-teatral, y se consagraba con mucha alma, en compañía de otras damas, a reunir fondos para las víctimas de la inundación. Lo mismo manipulaba funciones de ópera y zarzuela que lucidas festividades católicas, en las cuales las mesas de tapete rojo, sustentando la bandejona llena de monedas, hacían el principal papel. También inventaba rifas o tómbolas que producían mucho dinero. Se me figuró…mehr

Produktbeschreibung
Una tarde del mes de Mayo fui a ver a Eloísa con firme propósito de hablarle enérgicamente. No la encontré. Estaba en no sé qué iglesia, pues por aquel tiempo se le desarrolló la manía filantrópico-religioso-teatral, y se consagraba con mucha alma, en compañía de otras damas, a reunir fondos para las víctimas de la inundación. Lo mismo manipulaba funciones de ópera y zarzuela que lucidas festividades católicas, en las cuales las mesas de tapete rojo, sustentando la bandejona llena de monedas, hacían el principal papel. También inventaba rifas o tómbolas que producían mucho dinero. Se me figuró que había transmigrado a ella el ánima propagandista del desventurado Carrillo. Casi todos los días había en su casa junta de señoras para distribuir dinero y disponer nuevos arbitrios con que aliviar la suerte de las pobres víctimas. Por eso aquel día no la pude ver; de tarde porque estaba en el petitorio, de noche porque había junta, y francamente, no tenía yo maldita gana de asistir a un femenino congreso ni oír a las oradoras. La junta terminaba a las doce, y de esta hora en adelante bien podía ver a Eloísa; pero no me gustaba pasar allí la noche, y me iba con más gusto a la soledad de mi casa. Al día siguiente creía no encontrarla tampoco; pero sí la encontré. Hízose la enojada por ausencias, púsome cara de mimos, de resentimiento y celos. ¡Desdichada! ¡Venirme a mí con tales músicas!... «Tengo que hablarte», le dije de buenas a primeras, encerrándome con ella en su gabinete, lleno de preciosidades, que valían una fortuna. Allí estaba escrito con caracteres de porcelana y seda el funesto caso de la disminución de mi capital.
Autorenporträt
Benito Pérez Galdós (Las Palmas de Gran Canaria, 10 de mayo de 1843-Madrid, 4 de enero de 1920)1¿ fue un novelista, dramaturgo, cronista y político español.2¿ Se le considera uno de los mejores representantes de la novela realista del siglo xix, no solo en España, y un narrador capital en la historia de la literatura en lengua española, hasta el punto de ser propuesto por varios especialistas y estudiosos de su obra como el mayor novelista español después de Cervantes.