Junto con la enseñanza y la investigación, la extensión universitaria forma el trípode que sostiene el mundo académico en la actualidad. Se dice que la extensión surgió en Grecia, cuando las clases estaban abiertas al público, y alcanzó su máxima expresión en las universidades europeas de la Edad Media. En ambos casos, la transmisión pedagógica era vertical y autoritaria, fluyendo desde la academia hacia la sociedad. Era una época en la que el conocimiento contribuía poco a cambiar la realidad imperante. El texto analiza un Programa de Extensión realizado en la Universidad Federal de Rio Grande do Sul/UFRGS, desarrollado en un Museo Comunitario de un barrio de Porto Alegre, Rio Grande do Sul/Brasil. La extensión debe ser una vía de doble sentido, donde el conocimiento fluya de la academia a la comunidad y de la comunidad a la academia. La extensión se ha vuelto más autónoma y transformadora tanto de la universidad como de la sociedad. De este modo, la universidad ha evolucionado hasta el punto de que existe una interfaz entre el conocimiento interno y la cultura que se encuentra en el campo de la extensión, y viceversa. Con una fuerte base en la Nueva Museología, este trabajo presenta la importancia de la Extensión Universitaria a los académicos sobre la base de la participación efectiva en un Programa de Extensión.
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