Los primeros humanos viven en un estado de naturaleza. Se rigen por la ley natural y obedecen intuitivamente a las leyes naturales. Sus necesidades son básicas y se limitan esencialmente a la alimentación, la reproducción y la conservación de la vida. Con el tiempo, el hombre evoluciona y alcanza el estado de sociedad, organizándose mediante la adopción de leyes que lo rigen. Paralelamente a su desarrollo, multiplica sus derechos y sus modos de disfrute. Los derechos humanos, de los que nunca se había hablado, interesaron a muchos actores, especialmente a los filósofos, cuyos escritos los explicaron en sus diversos aspectos. Como resultado de los diversos colaboradores posteriores, los derechos humanos se publicaron y universalizaron hasta constituir un vasto y complejo campo que incluía numerosas realidades subyacentes que cualquier parte interesada podía explotar según sus ambiciones e intereses, siempre bajo el pretexto de defender y promover los derechos humanos.
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