Los embalses son infraestructuras que condicionan sobremanera las zonas donde se ubican y su área de influencia, tanto por sus impactos ambientales (negativos y positivos) sobre la flora y fauna, como por su impacto territorial positivo en el ámbito sociodemográfico y económico (transformación de tierras en regadío, producción hidroeléctrica, actividades naúticas, seguridad en el abastecimiento urbano e industrial, etc.). Para analizar todas esas incidencias sobre el territorio hemos elegido el embalse de Alqueva, paradigmático por ser el más reciente (2002), de gran calado, en la península ibérica y por tratarse del de mayor capacidad de almacenamiento (4143 Hm3) toda Europa occidental. Y ello a pesar de enclavarse en una cuenca semidesértica como es la del río Guadiana que, paradójicamente, alberga en la parte española a otra importante red de embalses de alta capacidad. Alqueva configura una lámina de agua de 250 km2 y 1130 Km de costa dulce, que está sirviendo para transformar la estructura económica de una región históricamente desfavorecida y marginada, como Alentejo (Portugal).