Tomando como central la recepción que del positivismo decimonónico se hizo en México, el autor analiza esta corriente filosófica y su impacto en la explicación de la conducta criminal y en la génesis del positivismo criminológico que culminó con la aparición de la criminología como ciencia. En su investigación da cuenta de los primeros trabajos científicos de identificación de los penitenciados y reconstruye la historia de la fotografía de reos y la de los pioneros de la antropología física en los gabinetes de antropometría establecidos en las cárceles de la Ciudad de México a finales del siglo XIX. Por medio de una investigación de fuentes primarias que incluye la revisión de una amplia bibliográfica de la época y la consulta del Archivo Histórico de la Ciudad de México, el autor rescata del olvido a los pioneros que dedicaron sus energías -y en muchos casos también su patrimonio- para fundar el método científico de identificación criminal. Su mirada profunda anuncia con preocupación su crítica al empleo permanente -que llega hasta los tiempos actuales- de sistemas de medición para clasificar al criminal sin reparar el los procesos sociales y culturales que los definen como tales.