Una de las principales innovaciones de la Ley Uniforme sobre el derecho de las sociedades mercantiles y las agrupaciones de interés económico revisada el 10 de enero de 2014 fue, sin duda, el reconocimiento de los valores como fuente de financiación de las sociedades anónimas en los países miembros de la OHADA. Esta consagración ha dado lugar a importantes ventajas, tanto para las empresas emisoras como para los inversores poseedores de valores. Por muy atractivas que parezcan, la realidad de la globalización ofrece, sin embargo, la oportunidad de señalar las carencias del legislador, lo que constituye un pretexto para permitirle completar su reflexión.
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