Bélgica no es un Estado de derecho: su sistema de justicia está abominablemente corrupto, subordinado al poder político. Su Servicio de Pensiones estafa a numerosos trabajadores y derechohabientes. ¿Es este su caso personalmente? Descubra cómo saberlo si ha trabajado en Bélgica. El Tribunal Europeo de Derechos Humanos aprueba estos crímenes belgas y ha desarrollado una técnica, analizada y demostrada, para evitar considerar denuncias que le resulten demasiado incómodas, aplicada a todos los europeos. La Comisión Europea, a nivel de la Dirección General de Justicia, está organizada, junto con su socio nacional y el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, como una mafia que respeta perfectamente todas las conductas judiciales corruptas previas. Su objetivo es garantizar que las perversiones prevalezcan, destruyendo el honor y la respetabilidad de ciudadanos intachables que se atreven a denunciar estos delitos. Se trata de instituciones de justicia que protegen a los criminales, sean personas o Estados, para no perjudicar su supuesta respetabilidad ni la de sus dirigentes. Para ellos, incluso el asesinato de personas se justifica siempre que sirva a su gloria personal.
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