La herramienta más poderosa y contundente para transformar la sociedad es el "arte" como experiencia sensible y lúdica desde la primera infancia. El juego y los juguetes como medio de representación del mundo y su realidad, así lo dice Walter Benjamín: "Cuando el impulso de jugar repentinamente invade a un adulto, esto no significa recaída en la infancia. Por supuesto jugar siempre supone una liberación. Al jugar los niños, rodeados de un mundo de gigantes, crean uno pequeño que es el adecuado para ellos; en cambio el adulto, rodeado por la amenaza de lo real, le quita horror al mundo haciendo de él una copia reducida."