La enfermedad renal crónica se ha convertido en un importante problema de salud pública en todo el mundo. El número de pacientes que necesitan un trasplante de riñón va en aumento y, a medida que crece este grupo de pacientes, también aumentarán sus necesidades odontológicas. Es importante coordinar con el nefrólogo la intervención dental teniendo en cuenta el posible deterioro de las condiciones generales del paciente durante y después del tratamiento dental. Los pacientes deben ser tratados teniendo en cuenta todas las cuestiones relacionadas con la disfunción renal e insertados en un estricto programa de seguimiento hasta el trasplante. La detección precoz de patologías orales y la adopción de medidas preventivas enérgicas pueden minimizar la necesidad de una atención odontológica exhaustiva. La implicación del paciente es fundamental para aumentar la motivación por la salud bucodental.
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