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Los males de la mujer, como los de los sectores oprimidos de la humanidad, se han de considerar necesarios por parte de sus opresores, pero seguramente hay mujeres que se atreverán a adelantarse a su tiempo y a certificar que mis bosquejos no son el engendro de una mente trastornada ni los trazos enérgicos de un corazón herido. Al escribir esta novela he preferido retratar pasiones antes que costumbres. En muchos casos, podría haber dado a las escenas un carácter más dramático si hubiera sacrificado mi objetivo principal: el deseo de mostrar el sufrimiento y la opresión, exclusivos de las…mehr

Produktbeschreibung
Los males de la mujer, como los de los sectores oprimidos de la humanidad, se han de considerar necesarios por parte de sus opresores, pero seguramente hay mujeres que se atreverán a adelantarse a su tiempo y a certificar que mis bosquejos no son el engendro de una mente trastornada ni los trazos enérgicos de un corazón herido. Al escribir esta novela he preferido retratar pasiones antes que costumbres. En muchos casos, podría haber dado a las escenas un carácter más dramático si hubiera sacrificado mi objetivo principal: el deseo de mostrar el sufrimiento y la opresión, exclusivos de las mujeres, que se derivan de unas leyes y costumbres sociales partidistas. En la invención de esta historia, esta idea puso freno a mi fantasía y por ello este relato debería considerarse como la historia de la mujer, más que la de un individuo concreto. He tratado de que los sentimientos se encarnasen. En muchas obras de este tipo, al héroe se le permite comportarse como un ser mortal y convertirse en sabio, feliz y virtuoso a través de una serie de acontecimientos y circunstancias. Las heroínas, por el contrario, han de nacer inmaculadas y actuar como diosas de la sabiduría, impecables minervas nacidas de la cabeza de Júpiter.
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Autorenporträt
Wollstonecraft was born on 27 April 1759 in Spitalfields, London. She was the second of the seven children of Elizabeth Dixon and Edward John Wollstonecraft. Although her family had a comfortable income when she was a child, her father gradually squandered it on speculative projects. Consequently, the family became financially unstable and they were frequently forced to move during Wollstonecraft's youth. The family's financial situation eventually became so dire that Wollstonecraft's father compelled her to turn over money that she would have inherited at her maturity. Moreover, he was apparently a violent man who would beat his wife in drunken rages. As a teenager, Wollstonecraft used to lie outside the door of her mother's bedroom to protect her. Wollstonecraft played a similar maternal role for her sisters, Everina and Eliza, throughout her life. In a defining moment in 1784, she persuaded Eliza, who was suffering from what was probably postpartum depression, to leave her husband and infant; Wollstonecraft made all of the arrangements for Eliza to flee, demonstrating her willingness to challenge social norms. The human costs, however, were severe: her sister suffered social condemnation and, because she could not remarry, was doomed to a life of poverty and hard work.