El cuerpo, sustrato vital por su condición de lugar visible de la presencia humana en el mundo, deviene en emplazamiento merced a que es allí en donde sucede la vida. Así, para el ser humano, su cuerpo es la forma genuina de habitar un mundo. Pero, aunque él mismo es naturaleza, la relación con su mundo no es natural ni el mundo es para él una cosa definida y objetivada, es en cada momento emergencia de su propia hechura, de ahí que esta relación sea cultural y que su cuerpo no pueda ser algo diferente de él. De ahí que haya palabras para narrar el cuerpo y cuerpos con palabra.