Durante mucho tiempo, las víctimas fueron olvidadas por un sistema de justicia penal internacional que se centraba principalmente en el castigo de los autores de crímenes internacionales. Los negociadores del Estatuto de Roma por el que se crea la Corte Penal Internacional (CPI) corrigieron esta situación al reconocer, por primera vez en la historia de la justicia penal internacional, el derecho a la reparación de las víctimas de crímenes internacionales. La consagración de mecanismos de reparación tiene como objetivo la realización efectiva de este derecho sustantivo. El sistema de reparación es esencialmente un marco procesal que permite al Tribunal ordenar medidas de reparación contra la persona cuya culpabilidad se ha establecido al final del juicio penal. Este mecanismo, que vincula la reparación a la culpa, es de hecho una transposición al derecho penal internacional del mecanismo de responsabilidad civil practicado en los sistemas jurídicos romano-germánicos. La creación del Fondo Fiduciario para las Víctimas pretende compensar la insolvencia del condenado y dar así un rostro humano al sistema de reparación de la CPI.
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