La memoria histórico-cultural de la Conquista del Nuevo Mundo no es un juego de suma cero sino resultado de la narración colectiva de un contexto particular que arranca del Encuentro y su transmisión a generaciones posteriores un multiplicador de influencias, una acción deliberada que persigue objetivos bien precisos. Consecuentemente, como reza un viejo proverbio africano, hasta que los leones no tengan sus historiadores, las historias de cacerías, seguirán alabando a los cazadores. Este trabajo se propone remediar eso.