El alma humana es Espíritu, no ha sido creada de la nada y no es diferente de la esencia de Dios; a nivel de sustrato de existencia tanto el alma humana como Dios son idénticos. (2.1.11)Debido a la ensoñación con el cuerpo físico imaginamos el mundo habitado por objetos y personas separadas. Así creamos mentalmente la sensación de aislación entre unos y otros. Esto no es todo, también nos proyectamos a través del tiempo, desde el pasado hacia el futuro. Siempre somos un proyecto en construcción, por lo que adolecemos de insatisfacción constante.Buscamos en el mundo exterior algo que ponga fin a todo sufrimiento y dolor, pero sólo obtenemos respuestas transitorias, nada permanente. Hasta que miramos dentro de nosotros mismos y descubrimos la naturaleza no dual de nuestro propio Ser en el presente atemporal.Entonces conocemos al "Yo" eterno y Único, aquel que es el mismo "Yo" de todos, donde todas las almas se reúnen en un solo Espíritu y se descubren por dentro de lo Absoluto. Y cesa la búsqueda, ya no debemos perseguir la felicidad dentro de un futuro inalcanzable; vivimos dentro del presente continuo y nos reconocemos como Conciencia Pura, completamente autoluminosa.
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