El presente libro explora los efectos socioculturales tras lo ocurrido en un cementerio de la octava región de Chile: el derrumbe de nichos producto del terremoto de febrero de 2010. Bajo este contexto se ven interrumpidos los ritos funerarios y las concepciones simbólicas sobre la muerte para los familiares de los difuntos afectados. La muerte representa múltiples significados sociales, culturales y territoriales, los cuales forman parte de la vida cotidiana, trastocada por la ocurrencia de un escenario de desastre. Por medio de metodologías de la Antropología Social y Física se busca restaurar estos lazos afectivos mediante la identificación positiva de restos humanos.