Se sabe que el abuso sexual (AS) afecta a las personas más vulnerables, como son los niños y las niñas, ya que, debido a su falta de madurez psicológica, no son capaces de afrontar situaciones de riesgo, por lo que estarán más expuestos al abuso sexual infantil (Erazo & Pinos, 2017). Es por ello, que en estos últimos tiempos el abuso sexual infantil (ASI) ha sido reconocido en el concejo científico y en la sociedad como un problema latente, generando consecuencias a corto y a largo plazo (Cortés & Cortés, 2015), ocasionando un inadecuado desarrollo, como, por ejemplo: problemas de conducta (conductas externalizantes e internalizantes) y dificultades para establecer relaciones interpersonales (habilidades sociales).