Es creciente el número de familias y de personas que cada día tienen menos capacidad de conseguir lo necesario para su existencia. Las riquezas mundiales las están acaparando un pequeño número de personas o de grupos económicos, generando un desequilibrio mundial. Esto no es agradable a Dios. Tenemos la responsabilidad de saber y dejar entender al mundo que todos podemos tener control real de nuestra economía y nuestras finanzas. Dios es nuestro proveedor y solamente nos pide, que lo busquemos con afán y el resto se nos dará por añadidura. Nosotros somos unos simples administradores de los bienes del Señor. Se tu, un buen administrador y el Señor te entregara mas riquezas. Si tu relación con Dios es buena, tu no deberías tener dificultades financieras. Recuerda: Mas tiene quien menos necesita. La felicidad es una consecuencia del amor y del servicio. Con nada vinimos a este mundo y nada nos llevaremos de el. La llave de la prosperidad es la gratitud. Dios ama al dador alegre.
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