Un creyente busca decir su fe cristiana de manera creíble en el mundo actual. En primer lugar para sí y en segundo lugar para los hombres y las mujeres de hoy. Ha sido franciscano y sacerdote, y se ha dedicado a la enseñanza de la teología hasta hace tres años, cuando le fue retirada la licencia canónica y se vio obligado a dejar la Orden y el sacerdocio. A sus 60 años, hace balance: debió pasar del mundo agrícola y premoderno de su infancia y de su primera juventud a la Modernidad; luego, desde hace 20 años, su pensamiento y sensibilidad se han ido resituando en un mundo nuevo, en el que cuanto más aumenta el saber más crecen la conciencia de la ignorancia y el sentido del Misterio indecible. En este mundo, necesita vivir y decir su Credo cristiano y su pertenencia eclesial en un paradigma nuevo, radicalmente ecológico y pluralista. Este librito quiere ser un sencillo testimonio de esa búsqueda inacabada, arriesgada, apasionada. Quiere ser un acto de fe en el Espíritu de Dios que gime de dolor y de gozo en el corazón de los seres humanos y de todos los seres, de los átomos y de las galaxias, de la Tierra y del Cosmos.