Los sistemas de microesponjas se basan en microesferas microscópicas a base de polímeros que pueden aglutinar, suspender o atrapar una gran variedad de sustancias y luego incorporarse a un producto formulado, como un gel, una crema, un líquido o un polvo. Una sola microesponja es tan diminuta como una partícula de talco y mide menos de una milésima de pulgada de diámetro. Al igual que una verdadera esponja, cada microesfera está formada por una miríada de vacíos interconectados dentro de una estructura no colapsable que puede aceptar una gran variedad de sustancias. La superficie exterior suele ser porosa, lo que permite el flujo controlado de sustancias dentro y fuera de la esfera. Durante la fase de producción pueden definirse varias características primarias, o parámetros, del sistema de microesponjas para obtener esferas adaptadas a aplicaciones de productos específicos y a la compatibilidad con vehículos51. Los sistemas de microesponjas están fabricados con polímeros biológicamente inertes. Amplios estudios de seguridad han demostrado que los polímeros no son irritantes, no son mutagénicos, no son alergénicos, no son tóxicos y no son biodegradables. Por ello, el cuerpo humano no puede convertirlos en otras sustancias ni descomponerlos.
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