La salud, desde un punto de vista biológico y social, es uno de los aspectos que se ve más influido por el proceso migratorio. Las condiciones sociales, culturales y económicas de las poblaciones inmigrantes hacen que su patrón de enfermedad sea diferente al de la población autóctona. Por un lado, los inmigrantes deben adaptarse a numerosos cambios (clima, hábitos de alimentación, actividad laboral y entorno social, entre otros) que impactan en su salud física y psíquica. Por otro, existen numerosas barreras culturales y sociales que dificultan el acceso al sistema sanitario en el país de acogida. Además, hay que considerar que cada género sufre de manera diferente los problemas asociados a la migración, y que las mujeres que migran por causas económicas conforman un grupo joven, en edad fértil, por tanto, es de especial importancia su salud sexual y reproductiva. Con el fin de evitar que estas poblaciones caigan en una situación vulnerable y poder facilitar su integración en el nuevo ambiente es necesario conocer las condiciones de vida y salud en el nuevo entorno, así como los cambios asociados a la migración que se producen a nivel laboral, alimenticio, reproductivo y sanitario.