La energía es esencial para la vida de todo el mundo, independientemente de cuándo y dónde se encuentre. Esto es especialmente cierto en este nuevo siglo, en el que la gente sigue buscando una mayor calidad de vida. Entre los diferentes tipos de energía, la energía eléctrica es una de las más importantes que la gente necesita cada día. Ya es una realidad mundialmente aceptada que la energía eléctrica es fundamental para el desarrollo social y económico. Desgraciadamente, todavía un tercio de la población mundial vive en países en vías de desarrollo y en el umbral de la pobreza y no tiene acceso a la electricidad. Se calcula que la población mundial alcanzará los 8.000 millones de habitantes en 2020. Las estadísticas muestran que el crecimiento de la población se produce sobre todo en los países en desarrollo, donde la mayoría de la gente vive en zonas remotas y rurales. Por lo tanto, para satisfacer sus necesidades de electricidad, la ampliación de la red de suministro es complicada y costosa debido a las barreras geográficas, económicas y sociales. Hasta ahora, la mayoría de los grupos electrógenos diesel se utilizan para la electrificación rural. Esta no es una buena solución, ya que el combustible y el coste de mantenimiento son caros, y además no son respetuosos con el medio ambiente. En estas circunstancias, una alternativa es utilizar las fuentes de energía renovables disponibles localmente.
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