El libro explora las causas por las cuales un curso sobre México impartido a nivel universitario obtuvo resultados de excelencia en términos de interculturalidad, pese a que en su composición no pudo intervenir más que un alumno de intercambio extranjero. Se revisa el comportamiento del profesor y las interacciones de los alumnos a lo largo del proceso, identificándose como elementos propiciadores el perfil interdisciplinario de los estudiantes y la integración armónica de diversas estrategias, entre otras: la variabilidad temática, instruccional y de investigación en el aula y en el curso en línea. El equilibrio idóneo de dichos componentes y su impacto en la metacognición, la búsqueda de la identidad personal de los alumnos, y del propio contexto nacional y local hacen posible explicar en parte los logros alcanzados, pasar la prueba de la interculturalidad del diálogo con México y pensar en su posible réplica o transferencia a asignaturas o espacios de aprendizaje parecidos. Sueficacia redunda en la validación teórica del planteamiento y su vasta legitimación conceptual, dada su cercanía a dinámicas y razonamientos constructivistas y al modelo pedagógico vigotskiano.