Nuakchot, la capital de Mauritania, se creó ex nihilo en un entorno formado por Sebkhas, bajos y dunas continentales, a lo largo de un litoral muy rectilíneo. Las condiciones climáticas ligadas a los movimientos del mar y a las estaciones continentales han dado lugar a nuevos paisajes caracterizados por el afloramiento de charcas y acumulaciones de agua insalubre. Hoy en día, estos paisajes se están convirtiendo en característicos de Nuakchot, a diferencia de los años setenta, cuando sólo había algunas sebkhas y marismas a lo largo de la costa. Así pues, hay que preguntarse por qué hemos llegado al punto en que las inundaciones, las charcas y las marismas se han convertido en una amenaza permanente para la ciudad, de hecho en una especie de espada de Damocles que pende sobre la capital.
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