Las preguntas por el futuro de los museos etnográficos han ganado terreno en una época donde estas instituciones enfrentan un proceso de recurrentes cuestionamientos sobre su propósito social y sobre la naturaleza misma del proyecto expositivo de las expresiones culturales vivas. En la actualidad sabemos que los museos etnográficos no pueden continuar como templos del conocimiento sobre grupos humanos "exóticos" o "primitivos" ajenos a nuestra vida cotidiana y menos aún como acervos de manifestaciones culturales disociadas de su contexto original y congeladas en el tiempo. ¿Cuáles son las expectativas respecto a una posible transformación?