William Gass afirma a menudo que un aspecto importante de sus motivaciones artísticas responde a su deseo de elaborar obras íntegras, sistemas semánticos completos y autosuficientes cuyo objetivo último no sea reflejar o reproducir la realidad, aunque ésta sea una parte esencial de su proceso de génesis; la tendencia analítica y autorreferencial de sus obras, así como su consciente anti-mimetismo, se reflejan en su peculiar método compositivo. Lo que este trabajo propone es que William Gass concibe para cada una de sus piezas narrativas algo semejante a un mensaje global y simple, una afirmación sobre el lenguaje hecha en forma de alegoría metaficcional. Convertido en objetivo del proceso artístico, y no en simple vehículo de transmisión de una narración, el lenguaje es el protagonista de un evento literario de naturaleza tropológica con el que Gass retoma, desde planteamientos esencialmente postmodernos, la clásica y utópica búsqueda de la expresión renovada y sublime que mantuvieron los grandes maestros del modernismo.