La fundamentación de los derechos humanos o fundamentales es un asunto de enorme importancia: de ella depende en gran medida el contenido, los alcances y la eficacia que se les atribuye. Actualmente prima la idea de que estos derechos se fundamentan en la "dignidad humana", noción ampliamente difundida a nivel teórico y cuya influencia ha quedado reflejada en tratados sobre derechos humanos y constituciones. El autor de este trabajo sostiene que, pese a la innegable importancia de la dignidad, la fundamentación de los derechos con base en ella es endeble, pues su contenido es incierto y depende de la concepción moral de cada quien. Ante ello, ofrece como justificación complementaria a la "satisfacción de las necesidades humanas básicas". Como explica, dicha justificación tiene una especial fuerza argumentativa pues alude a exigencias cuya falta de satisfacción generará un daño grave e inevitable. Además, a diferencia de la dignidad, es posible ponerse de acuerdo sobre su alcance y contenido (con bases objetivas o políticas), y permite distender importantes tensiones del constitucionalismo, por ejemplo entre libertad e igualdad humanas, y entre autonomía personal y democracia.