En la actualidad, pululan los cristianos de corta visión que no ven los intereses del Reino eterno más allá de sus templos y capillas atiborradas de aleluyas y alabanzas recitadas, viviendo un romántico sueño religioso, cuando multitudes en las terminales de transportes, en las grandes industrias y centros de poder comercial y financiero yacen sin Dios, porque los cristianos han abandonado estos lugares por el rechazo que les tienen a los negocios, así que su influencia se reduce a campañas evangelistas, donde por un momento dan un mensaje efímero, que no trasciende; y en el día a día en que se mueven millones de personas que hacen negocios, es poca la incidencia de los cristianos, porque alguien nos enseñó que tener dinero era malo, que tener empresas no es compatible con el Reino de Dios y que ocuparse de los negocios es renunciar a él; parecen leer con cierta argucia selectiva la Biblia, porque si la leyeran en su conjunto encontrarían que ella tiene enormes porciones dedicadaa los negocios y a los hombres que los llevan a cabo. Este libro nos muestra la ruta apropiada para comprender como hacer negocios siendo un cristiano ejemplar.