Que una máquina reemplace el trabajo del maestro es un insulto a la misma humanidad, es cierto que las IA son una realidad y estas son más eficientes en tareas repetitivas que el ser humano, pero en la educación no se trata solo de la eficiencia como si de una fábrica se tratara, los docentes no trabajamos en líneas de producción, trabajamos con sonrisas, sueños y el futuro, conocer los usos de las IA y del funcionamiento del cerebro nos brinda herramientas para mejorar nuestra práctica, pero jamás podrán ocupar lugar de líder, de guía moral y transformador del maestro, la pedagogía no debe dejar de ser diseñada por los seres humanos, jamás debemos de olvidar que el fin último de la educación es humanizar.