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Desde su independencia en 1960, Nigeria se ha enfrentado a innumerables problemas sociopolíticos y económicos. Tanto los historiadores como los expertos en relaciones internacionales opinan que esto se debe a la estructura política desequilibrada que el país heredó de los británicos, su antiguo amo colonial, y al fracaso de la clase política nigeriana para corregir esta anomalía. Los sentimientos étnicos y el nepotismo caracterizaron a la primera República, lo que condujo invariablemente a su temprano colapso. Se adoptó un sistema de gobierno federal para dar cabida a los intereses creados de los distintos sectores del país. Sin embargo, el fracaso de los sucesivos regímenes militares y administraciones civiles, predominantemente de la parte norte del país, para sostener y practicar el federalismo en su verdadera forma es responsable de la petición de reestructuración por parte de varios grupos socioculturales de la parte sur del país. Por lo tanto, este trabajo examina los problemas iniciales que hay detrás de la desunión y la inestabilidad política de Nigeria, y sugiere que el único camino a seguir es la "reestructuración" de la estructura política existente, para evitar el peligro inminente de desintegración que postula el mundo occidental.