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¡No te pierdas la escuela los lunes!
Historias para maestros que aman enseñar
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"Tengo que ir a la escuela el lunes;La señora James nos extraña mucho los fines de semana." "¡No te pierdas la escuela los lunes!" hace el mejor trabajo que he visto para animar a los maestros y otros educadores a considerar la enseñanza como una vocación superior y un acto de justicia social. Las historias verdaderas de Pat James, las lecturas obligatorias de las escrituras y tareas ayudarán a cualquier maestro a mantener el corazón por enseñar tanto en los buenos tiempos como en los malos en una sociedad donde se pide a los maestros que lo hagan todo y, a menudo, de una manera estand...
"Tengo que ir a la escuela el lunes;La señora James nos extraña mucho los fines de semana." "¡No te pierdas la escuela los lunes!" hace el mejor trabajo que he visto para animar a los maestros y otros educadores a considerar la enseñanza como una vocación superior y un acto de justicia social. Las historias verdaderas de Pat James, las lecturas obligatorias de las escrituras y tareas ayudarán a cualquier maestro a mantener el corazón por enseñar tanto en los buenos tiempos como en los malos en una sociedad donde se pide a los maestros que lo hagan todo y, a menudo, de una manera estandarizada. Pat inculca también el arte de enseñar. Para el maestro o exmaestro, maestro de escuela dominical o cualquier educador que se preocupe profundamente por los niños, este libro es una lectura obligatoria. Lo recomiendo encarecidamente para elevar el ánimo y también para reír un poco." Mary Ruth Moore, PhD, Universidad del Verbo Encarnado, San Antonio, Texas. PAT JAMES es una maestra a la que le encanta enseñar. Tras su decisión de "colgar la tiza", la gente le preguntaba si estaba contando los días hasta su jubilación. ¡La respuesta fue no! Simplemente sabía que era el momento de despedirse del aula. Poco sabía que en los próximos meses iba a haber un gran cambio. Su hija Julie enfermó y los James tuvieron que dejar su querido San Antonio y mudarse a California. Julie luchó valientemente, pero falleció cuatro años después, dejando un esposo y tres jóvenes hijas. La enseñanza continuó en California mientras ayudaba a educar a las niñas en casa, trabajaba en una cooperativa de enseñanza, se convirtió en consejera de campamento y, junto con su esposo Jerry, enseñó a una clase de encantadores estudiantes de primaria avanzada en la escuela dominical. Mirando atrás a lo largo de los años, Pat puede afirmar que tiene tres títulos universitarios, un premio a la "Maestra de Primaria del Año", nominaciones para otros honores y un par de menciones en "Quién es Quién". (Quién es quién entre los estudiantes en Universidades y Colegios de América y quién es quién entre los maestros americanos). Pero todo esto sería inútil si no fuera por el amor a la enseñanza que la ha impulsado a esforzarse por ser digna del título "Maestra."
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