Todos los nutrientes tienen algún tipo de efecto en el cerebro, puesto que actúan directa o indirectamente mediante la interacción con otras sustancias, que a su vez participan en los procesos cerebrales. Por ello una dieta balanceada de acuerdo a las necesidades básicas e individualidad de cada ser humano es básica. Mi formación profesional como Psicoterapeuta, Nutricionista y entrenador deportivo de atletas con habilidades diferentes me llevo a trabajar durante más de veinte años con personas dentro del espectro Autista y siempre note la relación tan peculiar que se daba entre las comidas y la conducta en la gran mayoría de las personas con estos trastornos. También se hizo evidente para mi que estos efectos de ciertos alimentos estaban presentes también en personas regulares o mejor dicho sin ningún tipo de trastorno relacionado al autismo pero en intensidad menor, lo cual no quiere decir que los efectos no se hicieran presentes. Este libro pretende ilustrar un poco acerca de la relación entre ciertos alimentos y alergias alimenticias IgG y su relación con la conducta, así mismo también aborda el tema de hongos, bacterias y organismos parasitarios con efectos conductuales.