Con frecuencia, cuando desarrollamos una actividad cotidiana, pasamos sin mirar lo que hay en nuestro entorno; pasamos sin ver los objetos más inmediatos, y más aún, no percibimos los objetos ni las cosas y mucho menos las situaciones que se configuran a nuestro paso. Y si nada de esto se incorpora a la conciencia del sujeto, para él no existe independientemente de la presencia física de esos objetos, personas o cosas que están en el entorno inmediato. En otros términos, no tenemos la intención de ver qué está pasando en nuestro contexto en la medida que lo que sucede no nos afecta; pero el hecho es que los objetos están ahí, los sucesos ahí acontecen y las situaciones de interés educativo y sociocultural también ahí se configuran, independientemente de nuestra atención u olvido. Empero, la prefiguración de una narración sobre lo observado sugiere el contacto de la conciencia con el medio sociocultural, pero no se da de manera aislada, ni se realiza de forma estrictamente cerebral, pues la conciencia requiere la operación conjunta del cerebro, el cuerpo y el mundo. Todos se implican en el interés de observar y de indagar de manera intencionada.Pues lo que no se ve también está ahí.