Santiago de Chile Te he recorrido, inquieto, como ciudadano, atento, desde mi niñez, mi reto, has sido mi campo abierto. Mi infancia por tus laderas, por el ombligo de Chile, por museos y embajadas, por parques y por los cines. Mi juventud, en tus teatros, en iglesias misioneras, donde se asumen banderas, de humanismos y trincheras. Mi adultez, crear familia, convencida y convincente, sirviendo en larga vigilia, al Sol que nace en oriente. Yo amo completamente, mi Santiago del Extremo, del Nuevo extremo del mundo, mi corazón y mi mente. Mi dolor es que destruyan, tus personas y tus calles, tus memorias y tus luchas, tus historias, tus paisajes. Y las palabras enfermas, soeces y maltratantes, y las basuras pequeñas, los abusos tan gigantes, deshumanizan las huellas, y desafían a habitantes. Te han bombardeado, invisibles, los feroces capitales, tu arquitectura, imposibles, han trocado tus bondades. ¿Cómo puedes vivir allí, entre violencia y cemento? ¿Por qué no buscas la paz, que acaricie, sin tormento? Yo vivo, donde yo quiero, y aquí me toca aportar, para tejer mundos nuevos, mi Santiago, es mi cantar.