La industrialización y crecimiento de la población en las últimas décadas ha provocado un incremento considerable en la generación de aguas residuales. Este fenómeno ha dado lugar a la aparición de leyes y normativas cada vez más exigentes para controlar la contaminación de estos vertidos y evitar la contaminación de las aguas de los acuíferos, ríos y costas. Esta creciente exigencia de la calidad del agua residual tratada, obliga a una mejora continua de los procesos de depuración de aguas residuales.Entre los procesos de tratamiento más extendidos para la eliminación de nitrógeno y fósforo en una EDAR se encuentran los procesos de eliminación biológica. Este tipo de tratamientos unidos a los procesos de eliminación de materia orgánica y sólidos suspendidos, incrementan considerablemente la complejidad de operación de una EDAR y más aún en el contexto de la minimización de residuos y de consumo energético. De este modo surge como un requisito imprescindible para la correcta explotación de una EDAR, la instrumentación, control y automatización de los procesos biológicos.