La tensión entre el conocimiento científico y otras apelaciones del saber humano, encuentran su expresión más nítida en la rebeldía epistémica que se están llevando a cabo desde actores como los pueblos originarios. El abordaje del conocimiento y saber locales, permite redimensionar su papel en la búsqueda de nuevas vías hacia la construcción de una sociedad humana más ligada a su entorno natural. Es desde la etnoecología, como disciplina de la llamada etnociencia, donde el encuentro entre estas dos formas de conocer y concebir el mundo se está realizando.