El trasplante de médula ósea se reconoce como potencialmente curativo de diferentes enfermedades hematológicas y algunos tumores sólidos. Los requerimientos energéticos y proteicos aumentan significativamente en esta etapa. Las complicaciones asociadas son consideradas factores que impiden el éxito del trasplante y reducen los resultados de supervivencia a largo plazo. El daño que se produce en las células de replicación rápida, como las células inmunológicas y del tracto gastrointestinal, altera la integridad digestiva, dificultando la ingesta oral y la absorción de nutrientes. De esta forma, se ve comprometida la cobertura de los requerimientos calórico proteicos, que deberá ser estrictamente evaluada y considerada como parte del tratamiento integral.